lunes, 2 de febrero de 2009

Historia de la Banda de Música. Los inicios

Publicada en La Voz del Tajo por Jose Mª Gómez Gómez.


La historia de la Banda de Música de Talavera, con sus etapas difíciles y sus etapas brillantes, es parte de la historia de la ciudad en el siglo XX. Existió una primera formación en 1879, ligada al Ayuntamiento, pero los problemas hicieron que se disolviera en 1883.

En 1909 se creó la primera Banda de Música propiamente dicha, con 35 músicos. Fue su primer director Eduardo López Chapí.

Una de las instituciones de que con más orgullo puede gloriarse Talavera ha sido a lo largo del siglo XX, y es en la actualidad la Banda de Música. Esto no quiere decir que los casi cien años de su existencia hayan sido un camino de rosas. Todo lo contrario. En su devenir y en el desarrollo histórico de su organización y actividad ha pasado por momentos muy difíciles en que casi llegó a desaparecer. Pero la Banda de Música terminó sobreponiéndose siempre a las dificultades.
Hoy recordamos con cariño su historia y encontramos que fueron más lo momentos felices, incluso brillantes, en que tantas alegrías y satisfacciones dan a los talaveranos y a los pueblos de la comarca porque, y esto también hay que resaltarlo, la Banda de Música de Talavera ha sido en muchas ocasiones una banda comarcal.
Los antecedentes de las formación de una Banda de Música en Talavera se remontan al último tercio del siglo XIX. Fue por entonces cuando, ante la intensificación de la vida política y municipal en general y la proliferación de actos protocolarios y culturales, cundió entre los miembros del Ayuntamiento y las personas inquietas e influyentes la preocupación por la creación de una Banda de Música Municipal. Coincidía esta preocupación con el progresivo interés por la música en Talavera. En 1874 existían ya dos sociedades lírico-dramáticas, denominadas “La Incógnita” y “La Amistad” que organizaban actividades musicales en los teatros talaveranos. Sucedía, sin embargo, que para actos protocolarios importantes el Ayuntamiento tenía que contratar un grupo de músicos, y así formar una banda provisional para dignificar y amenizar dichos actos. Así sucedió en la célebre visita del rey Alfonso XII a Talavera en 1876 para inaugurar la estación de ferrocarril y visitar detenidamente toda la villa, a la que, a raiz de la visita, días después proclamó y dignificó como “ciudad”, por documento extendido y firmado por el propio rey.
Habrá de ser en 1879, tres años después de la visita de Alfonso XII y de la proclamación de Talavera como “ciudad”, cuando el Ayuntamiento se plantee con cierta seriedad la creación de la Banda de Música. Para ello el consistorio talaverano habilitó una subvención de 5.000 reales para un conjunto integrado por 32 jóvenes músicos que, a cambio, deberían actuar gratuitamente por espacio de seis años en ferias, festividades religiosas y días de especial significación para la ciudad. Ha sido nuestro amigo el historiador local Benito Díaz quien, en su día, exhumó este interesante dato de entre la documentación del Archivo Municipal de Talavera (véase su libro “Talavera de la Reina durante la restauración (1875-1923)”. 1994).
Muy pronto, sin embargo, habrían de surgir los problemas para la Banda de Música (algo, por cierto, consubstancial a su historia prácticamente hasta nuestros días) diferencias personales entre sus componentes, falta de recursos económicos en una etapa especialmente difícil de la economía española y poco interés por parte del Ayuntamiento hicieron que la Banda de Música tuviera que disolverse en 1883.
Entre tanto, de entre los aficionados locales habían ido creándose ciertas orquestas y orquestinas que actuaban en los teatros y en fiestas privadas. La más importante de estas orquestas, que se tildaba de “filarmónica”, fue “La Constante”.
Pues bien, esta agrupación terminó haciendo las veces de una banda municipal de música, pues sus integrantes firmaron con la alcaldía un contrato por el que se comprometían a actuar siempre que lo solicitase el Ayuntamiento, cobrando a razon de 30 pesetas por concierto. Así pudieron dignificarse con Banda de Música actos tan significativos como la Colocación de la Primera Piedra del Monumento al Padre Juan de Mariana (17 de julio de 1887): el cortejo salió del Ayuntamiento (por entonces aún establecido en el edificio de la Plaza del Pan que hoy es sede de la Delegación de la Junta de Comunidades), formando comitiva presidida por el alcalde Justiniano Luengo y abriendo marca dos maceros y una banda de música. Un año después (27 de mayo de 1888) se inauguraba dicho Monumento y en la crónica de los actos leemos que la comitiva (alcalde, concejales, autoridades, el escultor de la estatua del P. Mariana Eugenio Duque, y demás personas invitadas) “salieron en procesión cívica de dichas Casas Consistoriales precedidos de los maceros de la Corporación, de cuatro batidores vestidos a la antigua usanza, con pendones, de otros tres también a caballo con trajes asimismo antiguos, y siete a pie, con iguales o parecidos trajes, y de dos bandas de música…”
Pero Talavera seguía sin tener propiamente una Banda de Música Municipal. Los teatros, las asociaciones y los aficionados a la cultura y a la música se procuraban orquestas y orquestinas privadas, que se mantenían con actuaciones más o menos continuadas. Cuando en 1892, a instancias de la Sociedad lírico-dramática “La incógnita” se inauguraba el Teatro de la Unión, en el local que conocemos como Iglesia de San Agustín el Viejo (que más tarde fue también Liceo), en el programa de inauguración se anunció: “la Orquesta del Sr. Carrasco, que es con la que cuenta la sociedad para todas sus funciones, será dirigida por el socio D. Enrique García Argüelles”. Por cierto en otro lugar de dicho programa se leía: “Tanto el telón de embocadura, como todas las decoraciones que han de estrenarse, de deben al pincel del arista de esta localidad, D. Juan Ruiz de Luna”.
El cambio de siglo, en medio de una agudísima crisis económica, no iba a arreglarla situación. El Ayuntamiento no tenía dinero ni para acudir a remediar los problemas más urgentes y de primera necesidad. Ello se vio claro en el llamado Motín del Pan (también llamado Motín de las Mujeres) del año 1898, verdadera revolución protagonizadas por buen número de mujeres talaveranas, alarmadas por la repentina subida del pan (llegó a valer una pieza lo que el jornal que un obrero ganaba al día…). El Ayuntamiento no tuvo fondos para paliar tan terrible carestía y hubo desbordamiento popular y escenas de violencia y saqueo en la ciudad… No estaba, pues, el consistorio para permitirse “lujos” como el sostenimiento de una banda de música.
Pero la afición musical crecía en Talavera. En 1904 un joven músico talaverano, llamado Humberto Gabrieli, triunfaba en Madrid (en el teatro Princesa, concretamente) como violinista solista. Ese año, en Talavera, un importante grupo de jóvenes fundaron una Academia de Música y solicitaron subvención al Ayuntamiento, que respondió con la aportación (puramente simbólica y, a todas luces, insuficiente) de 100 pesetas para adquisición de instrumentos musicales… La afición musical se satisfacción con conciertos a cargo de agrupaciones locales privadas o base de orquestas y bandas que, de vez en cuando y para actos muy concretos contrataba el Ayuntamiento. Por esos años de comienzos del siglo XX vinieron a Talavera el orfeón “El Eco” de Madrid las bandas militares Wad-Ras, Covadonga y la de Regimientos (datos recogidos en su propio libro por Benito Díaz).
La falta de una Banda de Música propia llegó a provocar en Talavera la indignación y el clamor popular. Las cosas sucedieron así. En 1908 se programaron los actos para la inauguración del Puente de Hierro sobre el Tajo. Y no hubo forma de organizar una banda de música entre los músicos talaveranos. Fue más fácil y cómodo para el Ayuntamiento la contratación de la Banda Municipal de Música de Torrijos… Las críticas corrieron como la pólvora en los mentideros talaveranos. Se consideraba desdoro para la ciudad de Talavera haber tenido que contratar una banda de música en una población más reducida y menos importante.
Las críticas hicieron mella también en el amor propio de los miembros del Ayuntamiento. Y éste se puso manos a la obra para la constitución de, por fin, la Banda Municipal de Música de Talavera. En 1909 se aprobaron unas bases para sacar a concurso la plaza de director. Este no debía tener más de 50 años ni menos de 30. El Tribunal de selección estaba compuesto por el alcalde, tres concejales, tres profesores de música domiciliados en Talavera y dos de otras localidades. Sólo hubo tres solicitudes. En febrero se falló a favor de Eduardo López Chapí, vecino de Madrid, perteneciente a una familia de gran tradición musical. Inmediatamente se le encomendó formar una banda con 35 músicos; 10 de primera categoría (con un sueldo de 2 pesetas por actuación), 5 de segunda categoría (con un sueldo de 1,5 pesetas), 15 de tercera categoría (con un sueldo de 1 peseta) y 5 llamados “educandos” (aprendices, sin sueldo). La banda debía llevar a cabo 40 actuaciones y se le asignaba un presupuesto de 1.750 para sus gastos (instrumentos, partituras….), además del sueldo del director.
Muy pronto surgieron los problemas. Como el Ayuntamiento arrastraba un alarmante déficit económico, no pudo cumplir con lo establecido. Hubo que abrir una suscripción popular y de carácter privado para llegar fondos para adquisición de instrumentos musicales. Se recogieron 1.915 pesetas. Otro problema económico supuso la confección de uniformes… Por todo ello, el director López Chapí amenazó con dimitir en los primeros meses de 1910 y disolver la banda. Continuó como pudo, pero como los problemas no se solucionaban dimitió definitivamente en 1913.
Se convocó un nuevo concurso y hubo esta vez siete solicitudes. El director designado, cuando se informó de las condiciones con que tenía que trabajar y las deficiencias económicas y penurias y estrecheces, decidió no tomar posesión del cargo. Se sucedieron las convocatorias y concursos para cubrir la plaza de director. Pero los que accedían al cargo lo abandonaban rápidamente, pues el Ayuntamiento incumplía sistemáticamente sus compromisos. La banda estuvo abocada a disolverse; entre los años 1915-1920 hubo largos periodos de tiempo en que no había director y los músicos se votaban entre sí par que uno de ellos dirigiese las actuaciones. Al Ayuntamiento le importaban muy poco las actividades culturales y, por supuesto, la banda de música era más una carga que un honor… y a los músicos no se les pagaba los sueldos estipulados y se amontonaban las deudas. En esta situación se llegó al año 1920. Entonces un gran talaverano, excelente músico y hombre de bien, tomó cartas en el asunto y se propuso detener por el momento la disolución de la Banda de Música. Ese hombre fue Eusebio Rubalcaba Niveiro.

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